viernes, 9 de noviembre de 2012



El TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad)

"Phil, para, deja de actuar como un gusano, la mesa no es un lugar para retorcerse.”
La historia de Fidgety Philip (Felipe Nervioso).

Esta semana queremos hablaremos de un Trastorno que en las últimas décadas se ha convertido en un trastorno de gran actualidad y con gran controversia: El TDAH.

Al tratarse de un tema muy extenso hablaremos de TDAH en diversas publicaciones.
En esta primera publicación comentaremos qué es el TDAH y como se puede diagnosticar.

BREVE RECORRIDO HISTÓRICO SOBRE EL TDAH.
El TDAH se ha descrito desde la antigüedad y ha quedado reflejado en la sociedad a través de documentos literarios o artísticos.
Personajes ilustres de épocas pasadas eran descritos en términos muy parecidos a los que utilizaríamos ahora para describir niños, adolescentes o adultos con TDAH. 
Personas interesadas por casi todo que solían dejar sin acabar lo que empezaban, fruto de una inconstancia crónica o una rápida perdida de la motivación, como Leonardo Da Vinci (1452-1519) o Galileo Galilei (1564-1642). Malos estudiantes con problemas comportamentales, distraídos y desorganizados como Albert Einstein (1879-1955) o Thomas A. Edison (1847-1931).
A pesar de ello, no es hasta el S.XIX donde aparecen las primeras referencias explicitas a este trastorno que recibe desde ese momento diferentes nombres hasta llegar al actual TDAH.

DEFINICIÓN ACTUAL.
El trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es una de las alteraciones mas frecuentes en la infancia y adolescencia. Tiene su inicio en la infancia y se caracteriza por dificultades para mantener la atención, hiperactividad e impulsividad. Se considera que el trastorno esta presente cuando estas conductas tienen mayor frecuencia e intensidad de lo que es habitual según la edad y el desarrollo del niño.

 Ø  Síntomas
Tres son los síntomas principales que definen el trastorno.
Déficit de atención, hiperactividad e impulsividad.

-          Déficit de atención
Se manifiesta a través de las siguientes conductas: Dificultades para focalizar y mantener la atención y la concentración. No prestar atención suficiente a los detalles o incurrir en errores por descuidos en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades. Dificultades para mantener la atención en actividades lúdicas. Parece que no escuchan cuando se les haba. No seguir instrucciones y no finalizar tareas u obligaciones (y no se debe a comportamiento negativista o a incapacidad para comprender las instrucciones). Presentar dificultades para organizar tareas o actividades. Distraerse fácilmente por estímulos irrelevantes. Perder u olvidar cosas necesarias. Problemas para seleccionar lo que es más importante. Dificultades para prestar atención a dos estímulos alternativos o simultáneos. Evitar tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido o un grado de atención elevada. Desmotivación, que tiene su origen en una mayor dificultad para mantener su atención en estas tareas y no por vaguería. Des esta manera, se observa que el rendimiento en estos niños aumenta si se les presenta una tarea novedosa.
Esta sintomatologia es la mas difícil de detectar puesto que no suele acarrear problemas comportamentales graves y los episodios suelen categorizarse como torpeza, vaguería o pasotismo.

-          Impulsividad
Falta de autocontrol o incapacidad para inhibir una conducta o para inhibir la respuesta espontanea. La falta de control se da en todos los ámbitos, falta de control de sus emociones, pensamientos y acciones.
La impulsividad implica la realización de comportamientos no reflexivos. No se puede equiparar a un comportamiento agresivo pues no hay instrumentalización (no busca un fin en si), ni intencionalidad de hacer daño.
Concretamente los comportamientos impulsivos más habituales son: habla precipitada, interrumpiendo, incapacidad para esperar su turno, impaciencia y dificultades para aplazar la gratificación inmediata, mostrar reacciones inmediatas y automáticas que son incapaces de inhibir y mostrar dificultades en las relaciones sociales. 
La impulsividad puede dar lugar a pequeños accidentes (golpes, romper cosas…) así como a incurrir en situaciones altamente peligrosas por falta de consideración de los riesgos asociados.

-          Hiperactividad
Es el síntoma mas llamativo y  por el cual la mayoría de veces los profesores alertan a los padres.
Se define hiperactividad como actividad motora o verbal sin objetivo. Se tratan de movimientos expansivos y no repetitivos pero si constantes (no son estereotipias o tics). Es una actividad excesiva o inapropiada que causa problemas de adaptación al niño por darse en momentos en que no es necesaria o no es oportuna. Se concreta en: Movimientos frecuentes de pies y manos (balanceos, golpear un lápiz…), incapacidad para estar sentado (se mueve constantemente y se levanta en situaciones en que debería permanecer sentado), habla excesiva con verbalizaciones de su inquietud interna.

Estos tres síntomas centrales del TDAH suelen aparecer relativamente pronto entre los 3 o 4 años. Y su intensidad y curso va variando a lo largo de la vida. Son mas evidentes cuanto mas pequeño es el niño y su evolución es hacia una cierta mejoría sobretodo en lo relativo a la hiperactividad.

De 0 a 18 meses:
En estas edades es imposible realizar un diagnostico tan precoz ya que el niño aun esta desarrollando las habilidades y capacidades cognitivas básicas y resulta difícil poder trazar la línea donde las dificultades se deban al trastorno o al no desarrollo normativo de las capacidades.
Suelen ser niños que se mueven constantemente, no paran de tocar y explorarlo todo pero con muchas más intensidad que un niño de su edad y de una manera menos funcional, es decir, sin objetivo. Pueden existir problemas en el ciclo vigilia-sueño con despertares rápidos y a sobresaltos. Muestran un apetito irregular. La risa y la mirada se dan escasamente hacia la madre y les cuesta fijar la mirada, lo que puede repercutir muy negativamente en el desarrollo del apego con la madre u otras figuras próximas al niño. También suelen ser niños que desde ya estas edades tan tempranas presentan accidentes constantes.

De 18 meses a los 6 años:
Etapa de inicio en la escolarización. En esta edad suele producirse el diagnostico, ya que el niño suele estar mas preparado para poder pasársele toda la batería de pruebas diagnosticas que se requieren para realizarlo y la sintomatologia es mas clara.
En muchos casos suele ser la escuela quien da la voz de alarma sobre comportamientos disruptivos en el aula y la hiperactividad manifiesta que no se le atribuye simplemente a que sea un niño movido, sino a una incapacidad real para poder mantenerse atento o quieto en las situaciones que requieren estos comportamientos, y que entorpece que pueda seguir las clases como el resto de sus compañeros. En esta edad el niño es muy sensible al rechazo que pude llegar a experimentar por parte de sus compañeros y de los adultos, empezando a desarrollar problemas de autoestima y realizando aprendizajes negativos o autoatribuyendose etiquetas negativas.

De los 6 años hasta la adolescencia:
En esa etapa los problemas de rendimiento son los que mas suelen preocupar a los padres y sobre los que mas se suele intervenir. La impulsividad y la hiperactividad siguen estando presentes a un nivel alto y el déficit de atención se hace mas evidente al hacerse mas complejas las tareas escolares y mas exigente el rendimiento que se requiere. Suelen presentarse problemas para seguir las normas o realizar todas sus obligaciones. Durante esta edad los niños suelen experimentar fracaso tras fracaso en el ámbito escolar al que se le añaden problemas en el ámbito familiar y de relaciones con los iguales. Esto repercute muy negativamente en su autoestima y en agravar la desmotivación propia del trastorno.
En estas edades se suele iniciar la intervención terapéutica, con psicoestimulantes y con reeducaciones académicas que suele mejorar mucho la sintomatologia, sobretodo la relativa a la impulsividad y la hiperactividad.

Adolescencia:
Se atenúa la hiperactividad pero persiste la impulsividad aunque suele presentarse en otras formas (no solo en forma de agresión) y el déficit de atención.
Las situaciones de riesgo a las que esta expuesto un adolescente son las misma a que  a las que esta expuesto un adolescente con TDAH pero en este ultimo caso debido a la impulsividad propia tiene mas riesgo de caer en ellas al no poder reflexionar sobre la magnitud del riesgo ni sobre las consecuencias reales que puede llegar acarrearle. Estos niños suelen abandonar los estudios, ya que presentan escasa tolerancia a la frustración y exigen la gratificación inmediata y son poco perseverantes. Suelen acumular tantas experiencias de fracaso y etiquetas negativas que acaban atribuyéndoselas y haciéndose a la imagen que los otros tienen de ellos. Fruto de todo ello se pueden apreciar concomitantemente pobre autoconcepto, escasa competencia social y desconfianza en sus posibilidades.

DIAGNÓSTICOS
Para poder diagnosticar el TDAH, los tres síntomas principales arriba expuestos han de darse:
De forma mas intensa y frecuente que en otros niños de su misma edad.
Han de estar presentes antes de los 7 años y durante más de 6 meses.
Deben de estar presentes en más de un entorno, es decir, debe tener hiperactividad en casa pero también en el cole.
Han de repercutir significativamente en su vida cotidiana siendo fuente de problemas graves.

Para determinar si un niño o un adolescente padece TDAH, el diagnóstico no debe basarse sólo en los síntomas, sino que se requiere una evaluación por parte de un psiquiatra especializado en niños o adolescentes, o un pediatra que tenga experiencia con dicho trastorno. El médico elaborará un diagnóstico basado en la evaluación del comportamiento del niño, combinado con un examen físico concreto y la información proporcionada por la familia y el centro escolar donde esté escolarizado el niño.
Uno de los mayores problemas que se presenta a la hora de diagnosticar el TDAH es que, muchos de los síntomas, pueden estar producidos por otros factores de estrés situacional o ambiental o son propios de otras muchas enfermedades psiquiátricas y mentales.
Por ejemplo, no se deben confundir los síntomas causados por acontecimientos como cambios de colegio, mudanzas a otras localidades, divorcios o problemas laborales, con los síntomas del TDAH. También es necesario descartar otros estados mentales como problemas de aprendizaje o de comportamiento, trastornos del humor o de ansiedad, como causas potenciales de los síntomas.
Además, es conveniente realizar un historial médico exhaustivo ya que puede aportar pistas sobre la enfermedad del niño.
A modo de ayuda para el diagnóstico, se pueden utilizar escalas de evaluación del comportamiento, que deberán rellenar los padres y los profesores del niño. Tales escalas, pueden ayudar a determinar la capacidad funcional del niño en diferentes contextos, como en su casa o en el colegio en comparación con otros niños.

En próximas semanas hablaremos de nuevo sobre TDAH abordando los diferentes TDAH que pueden darse (con o sin Hiperactividad) y los diferentes tratamientos que existen en la actualidad.

Bibliografía:
 Silvia Pastor López
Psicóloga
Colegiada 17944



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